Se dividió al grupo en dos sub-grupos y se le propuso a un sub-grupo que se imagine que eran pesimistas y respondan a la pregunta: Finalizó el curso de capacitación y fue un fracaso: ¿qué pasó?
Al otro sub-grupo que imagine que eran optimistas y que respondan a la pregunta: Finalizó el curso y fue un éxito ¿qué pasó?
Los “Pesimistas” dijeron:
• Conocí gente más capacitada que yo y me dí cuenta que soy un idiota
• No entendimos el objetivo
• No nos dieron las herramientas para lograr el objetivo
• El grupo; un desastre
• No escuché a nadie
• Perdí mucha plata en el colectivo y no aprendí nada. No me pagaron los viáticos
• No fueron claros en función del proyecto
• No nos tenían paciencia
• El profesor no supo capacitarnos
• No creo que el programa tenga que ver con la realidad de los pibes
• Dejé cosas más importantes para hacer
• No respetaron la diversidad cultural
• Me perdía porque cambiaban el aula
• Los referentes llegaban tarde
• Ideal poco realista
• No se consideró a los jóvenes como tales, trabajamos con niños
• Mucha gente dejó
• Los colegios no aceptan el rol del operador
• Nadie aprobó el teórico práctico
• Intenté aplicar lo que me dijeron y me sacaron a tiros
• El proyecto no era el indicado
Los “Optimistas” dijeron:
• Aprendimos cómo tratar a la gente
• Crecimiento para uno: ver más allá de nuestra propia individualidad
• Desafío y fuerza para llevarlo adelante
• Lo aplicamos para ayudar a los demás
• Fuerza común entre todos
• Dialogamos aunque no pensamos lo mismo
• Debatimos problemas
• Aprendimos a trabajar en grupos
• Aprendimos a escuchar
• Entendimos el objetivo de la capacitación
• vamos produciendo consensos
• Planteamos soluciones
• El grupo tuvo autonomía
• Espíritu solidario
• Aumentamos nuestra autoestima
• Nos incentivó
Los grupos fueron haciendo sus aportes y una vez completado se avanzó en la consigna:
¿De quién es la responsabilidad?
En ese espacio se discutió acerca de las responsabilidades de los Capacitadores y de los participantes, y se especificó que lo producido sería retomado en el encuentro final.
En una primera instancia se presentaron y luego se trabajó en relación a las capacidades importantes que debía tener un operador.
Comenzaron escribiendo en forma personal una capacidad que creían importante debería tener un Operador Educativo con la Técnica del acordeón de posibilidades y luego de leer la producción individual se intentó hacer algunos acuerdos grupales al respecto. Cada grupo expuso lo elaborado y en función del mismo se priorizaron algunas capacidades en forma conjunta:
Capacidades del operador educativo:
– Saber escuchar
– Preocupación por el otro y estar
– Respetar experiencias
– Compromiso
– Mirada valorizadora
– Empatía y asertividad
– Prestarse al diálogo
– Sostener las normas que se pautan
– Buen Humor
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